LA REVOLUCIÓN Y SUS GENERALES

 


Es el segundo libro de la serie: Historia del Narcotráfico en México.


Cuenta de forma concisa la interacción de la marihuana y el opio con la sociedad mexicana durante los primeros 50 años del siglo XX, un periodo que comprende profundos e importantes hechos históricos desde la Revolución Mexicana hasta la segunda guerra mundial, pasando a lo interno de México por Importantes decisiones políticas y sociales como la expropiación petrolera y la reforma agraria. Durante este periodo de la historia de México, el país fue gobernado por generales, emanados de las filas que, de la Revolución, un conflicto que de fondo buscaba establecer un avance en la justicia social y la redistribución de tierras y riquezas, en la práctica terminaría siendo un conflicto entre poderes y cacicazgos regionales que buscaron imponer sus propuestas y planes, abonando en estos sus propios intereses. 


El libro recoge como el cáñamo y la amapola vivieron y convivieron con el México revolucionario y como pese a las presiones internacionales que habían condenado en 1921 a la prohibición el uso de ambas plantas, la amapola y el cáñamo (el opio y la marihuana) siguieron subsistiendo en México durante estos años. 

El libro da cuenta de las políticas de los gobiernos postrevolucionarios, del control político y casi dictatorial durante los gobiernos controlados bajo la influencia de Plutarco Elías Calles, en donde el poder presidencial se permitía sus propios privilegios y la estructura y desarrollo de sus cacicazgos regionales, como en los casos de Emilio Portes Gil y Abelardo Rodríguez.

 

El libro hace una detallada descripción de la vida y de la actividad política e ideológica del General Lázaro Cárdenas del Río, de su periodo como gobernador de Michoacán, luego como secretario de Guerra y Marina y posteriormente como presidente de la República, cuyo mandato culmina en 1940, coincidiendo con  el  inicio de la Segunda Guerra Mundial, de su gobierno se detalla su visión sobre la reforma agraria y la que mantuvo sobre la política exterior, además se da cuenta de su visión frente a las drogas y también se registra el cómo se da la construcción de una nueva estructura política sustentada en gran parte en caciques regionales que en mayor o menor medida compartían sus ideas, pero que sin embargo se alinearon bajo su mandato.

   

Recoge también como los EEUU propicio e impulso el cultivo masivo de cáñamo y amapola en México a partir de 1940, para satisfacer las necesidades de fibra textil, cuerdas y morfina durante la segunda guerra mundial y los años de la recuperación subsecuente, tras la victoria. Da cuenta también de la necesidad de mano de obra campesina para el cultivo de los campos norteamericanos, dando origen al surgimiento del programa de braseros y a una cultura migrante en una buena parte de las comunidades campesinas en México.

 

Detalla también los albores de una política de control de drogas propiciada por los sectores más conservadores del gobierno norteamericano y que tendría en Harry Aslinger director del Buró de Narcóticos y en Edgar Hoover director del Buró Federal de Investigaciones a sus más férreos defensores, en un proceso que buscaría principalmente “satanizar” al cáñamo y por añadidura a otras drogas, siempre relacionando su consumo con comunidades segregadas, como la china, negra o latina. 

Comentarios